Rosa de oro a la Virgen de Luján – Tayikistán

Contenido

Texto pronunciado al momento de presentar a los pies de la Virgen de Luján una rosa de oro en Tayikistán con ocasión de un aniversario de la missio sui iuris.

 

Entrega de la Rosa de Oro a Nuestra Señora de Luján

 

[Palabras introductorias]

En este día solemne en el que celebramos un aniversario más de la creación de la Missio Sui Iuris, delante del P. Pedro López, Superior de la missio y de los feligreses de la Parroquia San José, queremos obsequiar a la Santísima Virgen esta rosa de oro como signo de perpetua gratitud a su intercesión maternal por el inmenso don que ha significado para el Instituto y para toda la Iglesia en esta bendita nación la creación de la missio y para implorarle tenga a bien hacerla crecer haciendo fecunda la gracia de Dios en las familias y suscitando en esta pequeña porción de la Iglesia muchas vocaciones que con “ímpetu misionero”[1] proclamen al mundo “el Evangelio que salva”[2].

[Oración al momento de la entrega]

Nuestra Señora de Luján,/

elegida desde toda la eternidad para ser Madre del Verbo Eterno, / y Patrona Celestial de esta nación/ nosotros –tus hijos– te pertenecemos sin reservas, /
y hoy queremos dejar ante tus plantas benditas/ esta rosa de oro/ como obsequio filial y expresión de gratitud perpetua/ por el don inconmensurable de haber confiado al Instituto el cuidado de tu grey en estas benditas tierras. / Que esta rosa sea a su vez signo de la plegaria confiada e incesante/ que depositamos entre tus manos invocando tu favor/ a fin de que concedas a tu pueblo en Tayikistán/ numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas/ que quieran consagrar sus vidas/ “a prolongar la Encarnación del Verbo en todo hombre, / en todo el hombre/ y en todas las manifestaciones del hombre”[3]./

Reina de Tayikistán,/ flor sin espinas, / lirio azul de los valles, / que el rocío purísimo de tu gracia/ haga fecunda en las almas  de tu pueblo tayiko el Evangelio que predican los misioneros de esta tu pequeña Familia del Verbo Encarnado; / que tu Fiat incondicional a la voluntad del Padre/ halle siempre eco en sus corazones y, / que cada día, /todos nosotros y los que vendrán después de nosotros, / nos hallemos siempre unidos cobijados bajo tu manto maternal. /

Madre Purísima de Luján acepta benigna esta rosa de oro en obsequio de gratitud por las maravillas que el Omnipotente ha realizado por tu mediación en los corazones de tantos fieles que te veneran en esta tu casa materna.

[1] Constituciones, 231.

[2] Directorio de Evangelización de la Cultura, 240.

[3] Constituciones, 254;257.

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