Voto a Santo Tomás de Aquino

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Voto a Santo Tomás de Aquino
Ofrecimiento una Lámpara Votiva en Fossanova

 

Haced votos al Señor, vuestro Dios, y cumplidlos[1], reza el salmo.

Por eso en esta magnífica y solemne ocasión del 744º aniversario de la muerte del Angélico Doctor nos reunimos para hacer una promesa bajo voto a Santo Tomás de Aquino.

Él mismo nos enseñó que “por la promesa, [los hombres] ordenan qué es lo que ellos han de hacer para bien de los demás[2]. Pues “la promesa, procede del propósito de hacer algo. Y el propósito, exige previa deliberación: pues es un acto de la voluntad deliberada”[3].

Así es que entonces, hoy queremos ofrecer esta lámpara votiva a quien fuera aclamado “Lumbrera de la Iglesia y del mundo entero”[4] para que permanezca pendiente sobre el altar de esta capilla construida precisamente en el lugar que la Providencia divina escogió para el paso a la verdadera vida del Santo, y como voto para la concreción y los frutos de nuestro Centro de Altos Estudios.

Que esta lámpara votiva nos recuerde a todos y sirva de testimonio ante los demás que es nuestro propósito trabajar con empeño infatigable y en perfecta concordia para que este Centro de Altos Estudios sea un lugar en el “que cada disciplina se cultive según sus principios, sus métodos y la libertad propia de la investigación científica, de manera que cada día sea más profunda la comprensión de las mismas disciplinas, y considerando con toda atención los problemas y los hallazgos de los últimos tiempos se vea con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una, siguiendo las enseñanzas de los doctores de la Iglesia, pero sobre todo por medio del estudio científico del Angélico Doctor”[5]. Pues es nuestra intención deliberada “afrontar los desafíos del mundo moderno a la luz del tomismo esencial” y así ofrecer “una respuesta positiva y eficaz a los grandes desafíos o incluso dramas del hombre”[6] actual.

Porque estamos convencidos de que el Evangelio que el Verbo Encarnado nos vino a traer “no fue pensado para tenerlo escondido. [Sino que] hay que ponerlo en el candelero, para que la gente pueda ver su luz y alabe a nuestro Padre celestial (cf. Mt 5, 15-16)”[7]. Trabajando nosotros mismos “no como el mercenario que quiere su jornal después de cada día de trabajo ni como un servidor que trabaja a sueldo durante algún tiempo para luego lograr una posición independiente. Sino sirviéndole a Cristo y a la causa del Evangelio sin prendas, sin días libres, sin días de descanso, sin consuelo y sin gloria. Como el cirio que ama y se consume ante la Sagrada hostia sin ruido y sin interrupción, no dejando tras de sí ni siquiera cenizas”[8].

Tomás ha muerto aquí para convertirse en una luz más grande para el mundo y para que Fossanova sea así un candelabro, un lugar célebre por esta lámpara ardiente y no escondida. Que de ahora en más pueda decirse que aquí Santo Tomas mora como en casa propia[9].

Por eso encendemos hoy esta lámpara votiva, para que la luz del Sol de Aquino[10] que iluminó la Iglesia de Dios más que ningún otro doctor[11], desde nuestra casa de estudios irradie todo su esplendor; que haga brillar en las almas la luz de la verdad que el Verbo Encarnado nos vino a enseñar –porque Él mismo nos dijo: enseñadles a observar todo cuanto yo os he mandado[12]– y encienda en los corazones la chispa del ardoroso celo apostólico –tan necesario para la nueva evangelización– a fin de que, quienes aquí se formen marchen a llevar con el ímpetu de la caridad apostólica la antorcha de la buena nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformen desde dentro a la misma humanidad[13].

Es nuestro fervoroso deseo que, de aquí en más, todos los sacerdotes del Instituto del Verbo Encarnado, que sobre este altar y a la luz de esta lámpara votiva ofrezcan el Santo Sacrificio de la Misa, lo hagan por esta doble intención: Primero, en agradecimiento por la inmensa gracia del tomismo que nos fue legada en su integridad y como parte integral del carisma del Instituto a todos los miembros de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado. Asimismo, deseamos que nuestros sacerdotes al celebrar la Santa Misa pidan por intercesión de Santo Tomás de Aquino, quien amó exquisitamente al Verbo Encarnado en la Eucaristía, que Nuestro Señor tenga a bien proteger, acompañar y conducir a próspero término todos los esfuerzos que se hacen y que gracias a su intercesión se seguirán haciendo por los futuros miembros del Instituto, a fin de que lo que hoy en día es el proyecto del Centro de Altos Estudios, llegue a pronta concreción, se consolide, crezca y se expanda, para la gloria de Dios y el bien de las almas.

Además, y dado que, como dice nuestro derecho propio, “después de Jesucristo nadie hace tanto por la evangelización de la cultura como nuestra Madre del cielo”[14] de quien confiamos obtener la “ayuda imprescindible para prolongar la Encarnación en todas las cosas”[15] nos comprometemos a ofrendar a la Iglesia principal de la Abadía una imagen de la Santísima Virgen María. Y otra imagen, la del maestro del pensamiento[16] y doctor Santo Tomás de Aquino, quien amó de manera desinteresada la Verdad, la buscó allí donde pudiera manifestarse y puso de relieve su universalidad[17] permitiéndonos llegar a Aquél que todo lo perfecciona[18]. A fin de que interponiendo delante de Dios el patrocinio eficacísimo de la Madre del Verbo Encarnado y del apóstol de la verdad[19], ambos custodien y mantengan incólume nuestra fidelidad y veneración amorosa a la Verdad Suma, que es el mismo Dios. Porque el mundo necesita al Dios que se encarnó en el seno purísimo de María y que Santo Tomás conoció, amó y adoró[20].

Quiera el Eterno Señor de todas las cosas, aceptar esta ofrenda que bajo voto, nosotros sus hijos del Instituto del Verbo Encarnado, con su favor y ayuda, delante de su infinita bondad, y delante de nuestra Madre gloriosa y por intercesión del augusto doctor Santo Tomás de Aquino, hoy  presentamos como prenda de nuestro compromiso sin término de trabajar con espíritu de cuerpo a fin de que el Centro de Altos Estudios se distinga por la solidez y exhaustividad en el “estudio científico de Santo Tomás de Aquino, como teólogo, filósofo y exégeta, sin olvidar ni descuidar todos los legítimos desarrollos aportados por los teólogos, filósofos y exégetas posteriores y, en especial, a los desarrollos aportados con gran clarividencia por la Cátedra Romana”[21], permaneciendo constantemente “abiertos a toda partícula de verdad allí donde se halle”[22] y siempre con el propósito de hacer que “el evangelio penetre el entramado de la sociedad, transformando el corazón de la gente y las estructuras de la sociedad, para crear una civilización de justicia y amor verdaderos”[23] y hacer que Cristo reine[24]. Porque como afirma el Aquinate: “Él mismo es todo el bien de la Iglesia y no hay otro mayor que Él, y ni todos juntos más que Él solo”[25].

Que el mismo Verbo Encarnado, que es a la vez inspiración, motivo y modelo de tan colosal empresa, presente ante el Padre Eterno nuestro voto y nos ayude a ser fieles en a la obra que Él mismo ha comenzado.

Por Cristo nuestro Señor.

R./Amén.

[1] Sal 75, 12.

[2] Summa Theologiae, II-II, q. 88, a. 1.

[3] Cf. Ibidem.

[4] San Pablo VI, Lumen Ecclesiae, 1.

[5] Cf. Directorio de Evangelización de la Cultura, 196; op. cit. Gravissimum Educationis, 10.

[6] Directorio de Evangelización de la Cultura, 11.

[7] San Juan Pablo II, Homilía en la VIII Jornada Mundial de la Juventud, Denver (USA), 15/08/1993.

[8] San Pedro Julián Eymard.

[9] Pío XI, Studiorum ducem, 12.

[10] Cf. León XIII, Aeterni Patris.

[11] Juan XXII, hablando a los Cardenales en Consistorio, citado por Pío XI, Studiorum ducem, 3.

[12] Cf. Constituciones, 161; op. cit. Cf. Mt 28, 19-20.

[13] San Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 18.

[14] Directorio de Espiritualidad, 308.

[15] Constituciones, 17.

[16] Cf. San Juan Pablo II, Fides et Ratio, 43.

[17] Cf. San Juan Pablo II, Fides et Ratio, 44.

[18] Directorio de Evangelización de la Cultura, 10.

[19] San Juan Pablo II, Fides et Ratio, 43.

[20] Cf. Venerable Arz. Fulton Sheen, God and Intelligence, Prólogo.

[21] Decreto Fundacional.

[22] Constituciones, 231.

[23] San Juan Pablo II, Homilía VIII Jornada Mundial de la Juventud en Denver, Colorado, USA, 15 de agosto de 1993.

[24] Cf. Directorio de Espiritualidad, 225; op. cit. 1 Cor 15, 25.

[25] Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, Suppl. q. 95, a. 3, ad 4.

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