La consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Contenido

Queridos Padres, Hermanos y Seminaristas:

Como todos saben, por gracia de Dios en la Misa de clausura del pasado Capítulo General, y como resultado de una decisión unánime de los Padres Capitulares, pudimos consagrar el Instituto al Sagrado Corazón de Jesús. Tal consagración se hizo mediante la “entronización” de su imagen, acompañada de las oraciones correspondientes, en la iglesia de San Bartolomé Apóstol, en el seminario del Instituto en Montefiascone (Italia).

Para nosotros se trata de un acto de gran trascendencia y de profundo significado espiritual, prenda de muchos frutos de santidad, de mutua unión y concordia, y de fecundidad apostólica para los miembros del Instituto.

Con dicha consagración, por pura gracia y misericordia de Dios, no hemos hecho más que seguir lo que los Sumos Pontífices ha recomendado en los últimos años de manera insistente y con documentos específicos, estableciendo esta devoción en toda la Iglesia no como una devoción más, sino como esencial a la fe católica, porque la devoción al Sagrado Corazón no es otra cosa que la devoción a la Persona del Redentor, en cuyo amor consiste toda la perfección de la vida cristiana y de la vida consagrada[1].

Al mismo tiempo no podemos dejar de ver que en los últimos tiempos esta devoción ha adquirido un nuevo impulso debido a la institución en la Iglesia universal de la fiesta de la Divina Misericordia en el Domingo de la Octava de Pascua. Misericordia divina que no es otra cosa que la manifestación del infinito amor del Corazón de Cristo[2].

Mediante la presente Carta Circular deseo exhortar a todos a profundizar en el sentido de esta consagración y devoción, estableciendo al mismo tiempo que en cada Provincia y en cada Comunidad del Instituto se realice la misma consagración o entronización durante el corriente Año Jubilar de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Para el futuro, establecemos también que cada vez que se erija una nueva comunidad del Instituto, se realice, con la debida solemnidad, la entronización de la imagen del Sagrado Corazón.

1. Significado de esta consagración

No podemos desarrollar aquí todo lo que significa esta devoción. Lo hacemos muy brevemente.

La consagración de las personas, casas, jurisdicciones y del mismo Instituto al Sagrado Corazón de Jesús tiene por finalidad dar culto a la Persona del Divino Redentor, buscando de amarlo con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente y con toda nuestra alma (cf. Mt 22,37), lo cual se identifica con el fin de nuestra consagración religiosa. Y buscando, al mismo tiempo, de reparar por las ofensas que se realizan contra él, lo cual también se identifica con la inmolación y el holocausto propios de nuestra vida religiosa[3].

Por eso el Papa Pío XII indicaba que la devoción al Sagrado Corazón es la devoción a la Persona de Jesús, pero particularmente a su triple amor por nosotros: el amor que nos tiene como Dios, común con el Padre y el Espíritu Santo; el amor de su santísima voluntad humana, llena de gracia; y su amor sensible, perfectamente ordenado en Él, y que es como la revelación exterior, con sus trazos tan auténticamente humanos, de su infinita y tiernísima misericordia[4].

Tal devoción sería vana si no connotase de parte nuestra una correspondencia a ese amor, que es lo que el Señor reclamó a Santa Margarita María de Alacoque: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, recibiendo en cambio tanta ingratitud”. En este mismo sentido el Papa León XIII enseña: “Es innata al Sagrado Corazón la cualidad de ser símbolo e imagen expresiva de la infinita caridad de Jesucristo, que nos incita a devolverle amor por amor”[5].

La entronización tiene, además, el sentido de poner a Jesús en un trono simbólico, cediéndole el padre de familia (el Superior de la casa o de la Jurisdicción) toda su potestad de gobierno y profesando así su reyecía absoluta sobre sí mismo, sobre los demás miembros de la casa, sobre sus personas y apostolados, y sobre la casa misma.

Por eso tal consagración no debe quedar como un mero signo exterior, sino que conlleva el deseo de unirse cada vez más al Salvador, identificándose con Él como sus miembros que buscan la perfección de la caridad y la mística transformación que es fin de nuestra consagración religiosa, buscando de llevar en nosotros hasta sus últimas consecuencias el santo bautismo que nos ha incorporado a Cristo. Esto implica no una identificación parcial con Cristo, sino que tiene la característica de la totalidad, y, por tanto, de la perfecta identidad con Él[6]. Identificarse con Él y transformarse en Él significa también inmolarse con Él reparando por los pecados propios y de todos nuestros hermanos mediante el holocausto de nuestra vida religiosa. La reparación, de hecho, es un elemento esencial de esta devoción, tal como el Señor se dignó revelarla a Santa Margarita.

2. Los bienes prometidos por el Sagrado Corazón
para los Institutos que se consagran a Él

Cuatro son los principales bienes prometidos a los Institutos que den este culto especial al Corazón de Cristo, según refiere Santa Margarita[7].

  1. Conservar el fervor primitivo del Instituto: “Estos frutos de vida y de salud (que traerá la devoción al Corazón de Jesús) nos renovarán en el espíritu primitivo de nuestra santa vocación”. En otro lugar dice: “Satanás quería vomitar su rabia destruyendo el espíritu (de nuestro Instituto), y por este medio arruinarlo. Mas yo creo que no logrará su intento, si queremos, según las intenciones de nuestro santo Padre (S. Francisco de Sales), servirnos de los medios que él nos presenta (esta devoción), para restituirnos al primer vigor del espíritu de nuestra santa vocación, viviendo según las máximas del Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo”. Y en una carta a su Director dice, no ya tocante a su Orden, sino a todas en general: “Sobre todo haga Ud. porque la abracen (esta devoción) las personas religiosas, porque sacarán de ella tantos socorros, que no será necesario otro remedio para restablecer el primitivo fervor y la más exacta regularidad en las Comunidades menos observantes”.
  2. La consecución de los fines del Instituto: Se sigue de la renovación del fervor primitivo del Instituto. Relatando una visión, en la que la Virgen Santísima hacía entrega de la devoción al Corazón de Jesús a la Orden de la Visitación y a la Compañía de Jesús, la santa dice: “Y a medida que ellos (los religiosos de la Compañía) le procuraren tal placer, este Divino Corazón, fuente de bendiciones y de gracias, las derramará tan abundantemente sobre las funciones de sus ministerios, que éstos producirán resultados que sobrepujen sus trabajos y sus esperanzas, lo mismo en lo tocante a la salud y perfección de cada uno de ellos en particular”.
  3. La unión de caridad entre los miembros: En una carta, después de enumerar varias promesas a las comunidades religiosas, Santa Margarita añade: “Y (prometió) que Él derramaría esta suave unción de su ardiente caridad en todas las Comunidades religiosas en que fuere honrado y se pusieren bajo su especial protección, que mantendría en ellas todos los corazones unidos para no formar sino uno solo con el suyo”.
  4. La solidez y la unidad ante los peligros de división y los ataques externos: La Santa dice: “Nuestro Padre S. Francisco de Sales, temiendo que los fundamentos de su edificio viniesen a cuartearse, había pedido un sostén capaz de defenderlo. Se le concedió la devoción del Corazón de Jesús, como medio para reparar las quiebras del edificio, y servirle de defensa contra los ataques de sus enemigos, y de apoyo para que no sucumba en lo venidero”[…] “No puedo dispensarme de decir a Ud. unas palabras más acerca de la fiesta de nuestro Santo Fundador, el cual me dio a conocer que no había medio más eficaz para reparar las quiebras de su Instituto que introducir en él la devoción al Sagrado Corazón, y que él deseaba que este remedio se usase” […] “Yo pienso que éste es uno de los medios más eficaces para tornarle a levantar de sus caídas, y servirle como de castillo inexpugnable contra los asaltos que el enemigo le da continuamente para arruinarlo, por medio de un espíritu extraño de orgullo y ambición, que quiere introducir en lugar de aquel de humildad y sencillez, que son el fundamento del edificio”. 

3. Las promesas realizadas a las personas que lo honrarán mediante esta devoción

Además de estas promesas hechas a las comunidades religiosas, el Señor le reveló a Santa Margarita otras promesas para las personas que lo honrarán mediante esta devoción. Estas promesas sobre la eficacia de esta devoción para la santidad personal son bien conocidas, pero creo que es bueno mencionarlas en este contexto[8]:

  1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
  2. Pondré paz en sus familias.
  3. Les consolaré en sus penas.
  4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
  5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
  6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
  7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de la misericordia.
  8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
  9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
  10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de Él.
  12. En el exceso de mi misericordia, mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo[9].

4. Preparar adecuadamente la consagración

A nadie escapará que los bienes prometidos por el Divino Redentor a las personas y a las comunidades que honren su Sagrado Corazón son inestimables e infinitos. Pero su adquisición dependerá, en gran medida, de nuestras disposiciones interiores. Por eso quiero exhortarlos a preparar debidamente el acto de consagración en cada una de las casas y jurisdicciones, mediante una adecuada catequesis previa, por ejemplo, aprovechando las Buenas noches o los sermones, y mediante la celebración de un Triduo o una Novena preparatoria. Para las predicaciones pueden ser de gran utilidad los documentos pontificios más importantes sobre el tema, que siendo breves son a la vez muy enjundiosos y ricos, especialmente la Carta encíclica Haurietis aquas de S.S. Pío XII[10].

 

* * * * *

Queridos todos, pienso que el acto de consagración realizado al término del Capítulo General dará muchos frutos, especialmente de santidad personal y de embellecimiento espiritual del mismo Instituto. Está en cada uno de nosotros el ser fieles a nuestra consagración religiosa, y, por tanto, el usar de este medio admirable que el mismísimo Señor quiso revelar repetidas veces a insignes santos y quiso promulgar en su Iglesia mediante sus Vicarios, los Sumos Pontífices.

No olvidemos, además, que estamos en el Año Jubilar de la Misericordia, un año de gracias especiales no sólo para la adquisición de las indulgencias, sino también en orden a la reparación de nuestros pecados, al perdón y a la mutua reconciliación allí donde faltare, a la paz y concordia allí donde fuese necesario restablecerlas. Aprovechemos entonces del tesoro de los infinitos méritos de Cristo que la Iglesia pone a nuestra disposición en este tiempo precioso para crecer en el amor a Jesucristo, que es la principal causa y finalidad de nuestra vida consagrada.

Nos ayude la Santísima Virgen, de la que somos esclavos de amor. Le pedimos a Ella, la “Odigitria”, la que muestra el Camino, que nos revele a su Hijo, que nos forme como Él en el divino molde de su seno virginal, y que bendiga todos nuestros esfuerzos por nuestra santidad y fecunde todos nuestros trabajos apostólicos.

Aprovecho para saludarlos a todos muy cordialmente, enviándoles un fuerte abrazo en Cristo y María Santísima.

P. Gustavo Nieto, IVE
Superior General

1 de septiembre de 2016
Carta Circular 2/20016

 

[1] Sobre estas enseñanzas magisteriales cf. Pío XII, Carta encíclica Haurietis aquas, 4.

[2] Tal fiesta universal se instituyó siguiendo el explícito pedido de Nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska.

[3] Cf. S. Tomás de Aquino, S. Th., II-II, 186, 1 y 7; I-II, 108, 4; Contra impugnantes, c. 1; De perfectione spiritualis vitae, c. 11; S. Juan Pablo II, Exhortación apostólica Vita consecrata, 17.

[4] Cf. Haurietis aquas, 15: “Con toda razón, es considerado el corazón del Verbo Encarnado como signo y principal símbolo del triple amor con que el Divino Redentor ama continuamente al Eterno Padre y a todos los hombres. Es, ante todo, símbolo del divino amor que en Él es común con el Padre y el Espíritu Santo, y que sólo en El, como Verbo Encarnado, se manifiesta por medio del caduco y frágil velo del cuerpo humano, ya que en «Él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente» (Col 2, 9). Además, el Corazón de Cristo es símbolo de la ardentísima caridad que, infundida en su alma, constituye la preciosa dote de su voluntad humana y cuyos actos son dirigidos e iluminados por una doble y perfectísima ciencia, la beatífica y la infusa (S. Th., III, 9, 1-3). Finalmente, y esto en modo más natural y directo, el Corazón de Jesús es símbolo de su amor sensible, pues el Cuerpo de Jesucristo, plasmado en el seno castísimo de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, supera en perfección, y, por ende, en capacidad perceptiva a todos los demás cuerpos humanos (S. Th., III, 33, 2 ad 3; III, 46, 6)”.

[5] Carta encíclica Annum sacrum (25 de mayo de 1899).

[6] Esta es una de las ideas más fuertes y centrales desarrolladas por S. Juan Pablo II en Vita consecrata; cfr. nn. 16-26 y passim.

[7] Por estos textos de las cartas de la Santa cfr. F. Alcañiz, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús (Granada 1957), cap. 1.

[8] En una carta dice S. Margarita: “¡Si V. supiera cuánto mérito y gloria tiene el honrar a este amable Corazón del adorable Jesús, y cuál será la recompensa de aquellos que, después de estar a Él consagrados, no buscan sino honrarle! Sí, me parece que esta sola intención hará sus acciones más meritorias y agradables delante de Dios, que todo cuanto ellos hubiesen podido hacer sin esta aplicación” […] “No sé, mi querida Madre, si comprenderá V. lo que es la devoción al Sagrado Corazón de Jesucristo Nuestro Señor de que le hablo; produce un gran cambio y fruto en todos los que se consagran y se dan a ella con ardor”.

[9] Esta es la llamada “Gran promesa”. Las condiciones para que se nos conceda esta gracia son tres: 1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva; 2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final; 3. Ofrecer la Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Sagrado Corazón y el Santísimo Sacramento.

[10] Los principales documentos magisteriales específicos son, en orden cronológico: León XIII, Carta encíclica Annum sacrum sobre la consagración del género humano al Sagrado Corazón (http://www.corazones.org/doc/annum_sacrum.htm ); Pío XI, Carta encícilica Miserentissimus Redemptor, sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón (http://w2.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19280508_miserentissimus-redemptor.html ); Pío XII, Carta encíclica Summi Pontificatus, al inicio de su ministerio petrino (http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_20101939_summi-pontificatus.html ); Pío XII, Carta encíclica Haurietis aquas, sobre el culto al Sagrado Corazón (http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_15051956_haurietis-aquas.html#_ftn16 ); y B. Pablo VI, Carta apostólica Investigabiles divitias Christi, en el 2º centenario de la institución de la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús (https://w2.vatican.va/content/paul-vi/it/apost_letters/documents/hf_p-vi_apl_19650206_investigabiles-divitias.html ). A esos se podría añadir, aunque no sea un texto específico sobre el Sagrado Corazón, Dives in misericordia, de S. Juan Pablo II.

 

Otras
publicaciones

Otras
publicaciones