Novena en honor a San Juan Pablo II

Contenido

NOVENA SOLEMNE EN HONOR A SAN JUAN PABLO II

Padre Espiritual de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado

Para ser rezada por todos los religiosos

del 13 al 21 de octubre

PRESENTACIÓN

Resalta el derecho propio la conveniencia de amar y valorar a los santos como intercesores y modelos de vida[1]. Siendo San Juan Pablo II, Padre Espiritual de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado y por tanto tan intrínsecamente ligado al Instituto desde sus orígenes; siendo además insigne modelo de santidad para todos sus miembros y estando dentro del marco del “Año de Juan Pablo Magno” -el año del centenario de su nacimiento-, queremos ofrecer en tributo de piedad filial y perpetua gratitud esta Novena Solemne en su honor.

Pues es justo que quienes nacimos a su amparo y hallamos en él su favor paternal le rindamos un homenaje de alabanza y de gratitud al Vicario de Cristo que tanto amó a la Iglesia, que tanto trabajó y sufrió por su renovación y que tan pródigo en bondad fue con el Instituto. Y, al mismo tiempo, como es nuestro Patrono, pidamos su intercesión ante el trono del Altísimo.

En él veneramos el fruto definitivo de la vocación común a la santidad. Y de él queremos sacar inspiración para un mayor compromiso con la causa de Cristo y de su Iglesia, para una inmolación cada vez más auténtica y la fuerza siempre nueva de “jugarnos la vida para que los otros tengan vida y esperanza”[2].

“Cristo os mira y os ama”, nos decía. “A todos vosotros os digo: éste es un tiempo maravilloso para la historia de la Iglesia. Este es un tiempo maravilloso para ser sacerdote, para ser religioso, para ser misionero de Cristo. Alegraos siempre en el Señor. Alegraos en vuestra vocación”[3].

Que quien en vida irradió alegría y nos infundió siempre mucha esperanza, desde el cielo y ante el trono de quien es nuestra Esperanza nos aliente en nuestra vocación de misioneros del Verbo Encarnado que no es otra que vocación a la santidad.

Totus tuus, Maria!

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

Hecha la señal de la Santa Cruz, se dice el

Acto de Contrición

Pésame, Dios mío,

y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido.

Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí;

pero mucho más me pesa,

porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.

Antes querría haber muerto que haberos ofendido,

y propongo firmemente no pecar más,

y evitar todas las ocasiones próximas de pecado.

Amén.

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Día primero

13 de octubre

Padre Espiritual de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado

En acción de gracias a la Divina Providencia porque nuestro Instituto nació bajo el Pontificado de San Juan Pablo II y experimentó de continuo su solicitud paternal.  

“Aquí estamos ante ti, Madre de Cristo, ante tu Inmaculado Corazón, deseamos, junto con toda la Iglesia unirnos con la consagración que por amor a nosotros tu Hijo hizo al Padre […]

El poder de esta consagración dura para siempre y abarca a todos los individuos y naciones. Sobrepasa todo mal que el espíritu de las tinieblas es capaz de traer y que ya ha traído en nuestros tiempos al corazón del hombre y en su historia. […]

Sé bendita por encima de todas las criaturas, tú la Sierva del Señor, quien a plenitud fuiste obediente a la llamada divina. Bendita eres tú, quien está completamente unida a la consagración redentora de tu Hijo. Madre de la Iglesia, ilumina al Pueblo de Dios, por sus sendas de la fe, la esperanza y el amor. Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana del mundo moderno”[4].

Oh, Dios que en tus sapienciales designios de misericordia quisiste que el Instituto del Verbo Encarnado naciera durante el pontificado de tu siervo, Su Santidad Juan Pablo II, el mismo día en que consagraba en unión con los obispos de todo el mundo a la Iglesia y a todo el mundo al Corazón Inmaculado de María, lleguen hasta Ti nuestras alabanzas como expresión de gratitud sin término por ese admirable favor de tu Bondad divina.

Confiados esperamos que desde el cielo quien se ocupó de nosotros con tierna solicitud paternal aquí en la tierra y nos alentó a seguir adelante[5] siempre, ha de seguir bendiciendo y protegiendo nuestro Instituto que se honra de tenerle como Padre Espiritual y hace de su Magisterio tesoro de su patrimonio.

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día segundo

14 de octubre

Maestro insigne de la Verdad

Pidiendo por su intercesión la gracia de “llevar a los hombres a ‘la adhesión plena y sincera a Cristo y a su Evangelio mediante la fe’[6], que debe tender a la digna recepción de los sacramentos”[7].

“Amad la verdad por encima de todo, sintiendo viva comprensión por la sociedad moderna en la que vivimos. La humanidad de hoy está llena de personas que buscan la verdad […] Amad la verdad sobre todo con el escrúpulo de la ortodoxia, escuchando ávidamente al maestro que habla en lo íntimo de cada uno, y permaneciendo estrechamente unidos a la Iglesia, Madre de salvación. […] Amad, por fin, la verdad dedicándoos cuidadosamente al trabajo de vuestra perfección. […] Porque amar la verdad significa en concreto amar la santidad”[8].

“¡Oh, Jesús, que has venido ‘como inflexible debelador del error’!”[9] por intercesión del Maestro insigne de la Verdad, San Juan Pablo II, quien jamás diluyó su anuncio con fórmulas falsamente conciliatorias sino que la proclamó con todo su esplendor y exigencias, te rogamos nos alcances la gracia de rendir “un ferviente culto a la verdad”[10], “que la verdad se encarne en la vida”[11] de todos los miembros del Instituto, y sepamos transmitirla aun a costa de la propia sangre[12].

San Juan Pablo II que paternalmente nos decías: “en este tiempo debéis ser testigos y misioneros de la verdad”[13] obtén para nosotros la gracia de que siguiendo al Verbo Encarnado, que vino al mundo, para dar testimonio de la verdad[14] seamos sacerdotes “convencidos de la verdad”[15] que “con una lengua, labios y sabiduría a los que no puedan resistir los enemigos de la verdad”[16] vayamos por todo el mundo sirviéndola generosamente sin avasallarla[17].

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día tercero

15 de octubre

Pastor Bueno

Pidiendo la gracia de que en nuestros seminarios mayores “se formen verdaderos pastores de las almas a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor”[18].

“Mediante el antiguo y sugestivo gesto sacramental de la imposición de las manos y la plegaria de consagración, os convertiréis en presbíteros para ser, a imagen del buen Pastor, servidores del pueblo cristiano con un título nuevo y más profundo. Participaréis en la misma misión de Cristo, sembrando a manos llenas la semilla de la palabra de Dios. El Señor os ha llamado para que seáis ministros de su misericordia y dispensadores de sus misterios. […] En efecto, la misión de Cristo se prolonga a lo largo de la historia a través de la obra de los pastores, a quienes encomienda el cuidado de su grey. […] Con la llamada al sacerdocio, empieza un diálogo de amor que, día a día, forja la personalidad del sacerdote mediante un camino de formación que comienza en la familia, prosigue en el seminario y dura toda la vida. Sólo gracias a este ininterrumpido itinerario ascético y pastoral el sacerdote puede convertirse en icono vivo de Jesús, buen pastor, que se entrega a sí mismo por la grey confiada a su cuidado”[19].

“¡Oh, Jesús, ‘el Verbo Bueno del Padre Bueno’!”[20] que nos diste en San Juan Pablo II un Pastor bueno que “ofreció su vida a Dios por sus ovejas y por toda la familia humana, en una entrega cotidiana al servicio de la Iglesia”[21], concédenos por su intercesión la gracia de formar “sacerdotes configurados con Cristo Cabeza y Pastor, y por tanto comprometidos en compartir y continuar su misión de salvación en la Iglesia y en el mundo”[22];  almas sacerdotales que “lleguen a tener… los mismos sentimientos de Cristo[23], que se ofreció en la cruz por la salvación del mundo”[24] y que aprendan de Él “la donación radical de sí mismo propia del sacerdote”[25] para que donde quiera que vayan “comuniquen la caridad de Cristo, Buen Pastor”[26].

San Juan Pablo II, eximio formador de pastores, dadnos formadores idóneos[27] y multiplica nuestros seminarios desde donde surjan “seminaristas que tengan ‘espíritu de príncipes’, que admiren y amen la verdad, acostumbrados a la disciplina, que amen el Instituto viviendo el carisma propio y que por encima de todo, estén dispuestos a ‘la entrega total al servicio de Dios y al ministerio pastoral’, incluso hasta el martirio”[28].

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día cuarto

16 de octubre

Misionero Infatigable

Pidiendo la gracia de poder ofrecer misioneros a aquellos lugares donde sea más difícil
o urgente la necesidad de misión
[29].

“No podemos permanecer tranquilos si pensamos en los millones de hermanos y hermanas nuestros, redimidos también por la sangre de Cristo, que viven sin conocer el amor de Dios. Para el creyente, en singular, lo mismo que para toda la Iglesia, la causa misionera debe ser la primera, porque concierne al destino eterno de los hombres y responde al designio misterioso y misericordioso de Dios”[30].

Cristo Jesús, Tú que eres el primero y el más grande misionero del Padre[31] y a través de tu Vicario en la tierra nos exhortabas a dedicarnos con todas las fuerzas a la nueva evangelización y a la misión ‘ad gentes’[32] danos la gracia de poder enviar misioneros −almas generosas que sepan a cada instante las cosas por las cuales se debe morir[33]−  a “los lugares más difíciles (aquellos donde nadie quiere ir)”[34] a fin de que sus esfuerzos y sus sufrimientos sean la levadura que haga germinar en el corazón de los hombres la verdad que salva y surja en muchos otros el anhelo de consagrarse a la noble causa del Evangelio.

San Juan Pablo Magno, protege con tu intercesión ante el trono del Altísimo a todos los misioneros del Instituto que gastan su vida en los destinos emblemáticos perseverando aun en medio de grandes dificultades y sembrando entre lágrimas[35] tantas veces. Obtén para todos nosotros la gracia de tener un celo cada vez mayor por la evangelización que nos permita poder ofrendar a la Iglesia misioneros deseosos de entregas radicales y totales que den a la misión impulsos nuevos y audaces[36].

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día quinto

17 de octubre

Apóstol de María

Pidiendo su intercesión ante la Madre de Dios de quien esperamos “obtener su ayuda imprescindible
para prolongar la Encarnación en todas las cosas”
[37].

“Nunca como hoy la Iglesia ha tenido la oportunidad de hacer llegar el Evangelio, con el testimonio y la palabra, a todos los hombres y a todos los pueblos. […] Como los Apóstoles después de la Ascensión de Cristo, la Iglesia debe reunirse en el Cenáculo con María, la madre de Jesús[38], para implorar el Espíritu y obtener fuerza y valor para cumplir el mandato misionero. […] A la ‘mediación de María, orientada plenamente hacia Cristo y encaminada a la revelación de su poder salvífico[39], confío la Iglesia y, en particular, aquellos que se dedican a cumplir el mandato misionero en el mundo de hoy”[40].

San Juan Pablo II, testigo privilegiado de las dulzuras de María, que enseñaste a la Iglesia la necesidad de abandonarse en su tierno regazo y nos invitaste a “tomar con confianza entre las manos el rosario”[41] te suplicamos intercedas por nosotros ante el trono de la Madre de Dios y nos alcances la gracia de ser verdaderos discípulos del Verbo Encarnado que participen activamente en la tarea redentora con la misma actitud de la Virgen Madre, es decir, con “aquel amor maternal que debe animar a todos los que colaboran en la acción apostólica de la Iglesia para engendrar a los hombres a una vida nueva”[42].

Ayúdanos a encontrar en la solicitud maternal de María, Estrella de la Evangelización, la alegría y la fortaleza necesaria para perseverar en nuestra misión así como también su amparo siempre acogedor que nos infunda valor en la hora de la prueba. Juan Pablo Magno, tú que fuiste formado por la Virgen Madre, haz de cada uno de nosotros apóstoles que bajo el estandarte de María no ahorremos ni medios ni esfuerzos[43] para hacer que Jesús reine[44]. Y para ello te pedimos también que nos alcances de Ella y de su Divino Hijo la gracia de ser sus verdaderos esclavos de amor.  

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día sexto

18 de octubre

Gran Evangelizador de la Cultura

Pidiendo por la fecundidad de la labor misionera del Instituto así como también
 por las necesidades materiales y espirituales de todas sus misiones.

“No podemos dejar de evangelizar: son tantas las regiones, tantos los ambientes culturales que permanecen insensibles a la buena noticia de Jesucristo. Pienso en las culturas de extensas regiones del mundo todavía al margen de la fe cristiana. Pero pienso también en los amplios sectores culturales en países de tradición cristiana que, hoy, parecen indiferentes —cuando no refractarios— al Evangelio. […] La Iglesia respeta a todas las culturas y no impone a ninguna su fe en Jesucristo, pero invita a todas las personas de buena voluntad a promover una verdadera civilización del amor fundada en los valores evangélicos de la fraternidad, de la justicia y de la dignidad para todos”[45].

Oh Jesús Verbo Encarnado que elegiste a San Juan Pablo II para guiar a tu Iglesia en tiempos de profundas transformaciones culturales y lo dotaste de una gran sensibilidad intelectual unida a una gran caridad pastoral, hoy nosotros tus hijos del Instituto del Verbo Encarnado te imploramos por su intercesión tengas a bien concedernos la gracia de gastar nuestras vidas en la sublime labor de hacer penetrar el Evangelio en el corazón de las culturas[46] porque estamos convencidos de que “una fe que no se convierte en cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en su totalidad, no vivida con fidelidad”[47].

San Juan Pablo II, obtén para nosotros con tu poderosa intercesión, un corazón dilatado por el soplo del Espíritu de amor, a fin de que hagamos de la causa de la evangelización “un gran movimiento que vaya creciendo en extensión y profundidad”[48]. Que con la fuerza cautivadora de nuestro testimonio prediquemos a todas las naciones “la locura de la cruz que es una sabiduría y una fuerza que superan todos las barreras culturales”[49]. Y que con una creatividad apostólica siempre nueva, y la potencia profética que te animó como pastor ardiente de celo, presentemos el mensaje del Evangelio en toda su lozanía para la sola gloria del Nombre de Jesucristo y la salvación de las almas.

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día séptimo

19 de octubre

Amigo de los jóvenes y Papa de las familias

Pidiendo la gracia para todos los miembros de ser “despertadores de vocaciones”[50]
y por la unidad y fidelidad al único Amor de todos los miembros de la Tercera Orden.

 “La Iglesia tiene una inmensa necesidad de sacerdotes. Es ésta una de las urgencias más graves que interpelan a las comunidades cristianas. Jesús no quiere una Iglesia sin sacerdotes. Si faltan los sacerdotes, falta Jesús en el mundo, falta su Eucaristía, falta su perdón. Para su propia misión la Iglesia tiene también una inmensa necesidad de abundancia de las otras vocaciones consagradas. El pueblo cristiano no puede aceptar con pasividad e indiferencia la disminución de las vocaciones. Las vocaciones son el futuro de la Iglesia. Una comunidad pobre en vocaciones empobrece a toda la Iglesia; por el contrario, una comunidad rica en vocaciones es una riqueza para toda la Iglesia”[51].

Oh Dios que llamas a quien quieres por libre iniciativa de tu amor, pero quieres llamar mediante nuestras personas[52] danos la valentía de ser promotores de “una auténtica ‘cultura vocacional’”[53] − activa, constante, llena de empuje y vitalidad, comprometida y urgida por la caridad de Cristo[54]− que les permita a los jóvenes “reconocer y acoger aquella aspiración profunda del hombre, que lo lleva a descubrir que solo Cristo puede decirle toda la verdad sobre su vida”[55]. Y como la familia es donde Tú cultivas las vocaciones te imploramos por intercesión del “Papa de las familias” tu auxilio paternal para que donde quiera que vayamos realicemos una “correcta y cuidadosa pastoral familiar que es, por sí misma, una pastoral vocacional”[56], de modo que surjan en todos lados familias santas, verdaderas iglesias domésticas donde Tú seas amado por sobre todas las cosas.

San Juan Pablo II tú que nos dijiste que “si la unión en la familia religiosa es un poderoso testimonio evangélico, la división entre hermanos, entre las hermanas es una piedra de tropiezo para la evangelización”[57] hoy invocamos tu favor celestial para que nos ayudes a mantener y acrecentar la unión entre todos los miembros del Instituto del Verbo Encarnado, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará y los miembros de la Tercera Orden como “una única familia espiritual”[58] orientada a “prolongar la Encarnación del Verbo en toda la realidad”[59].  

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

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Día octavo

20 de octubre 

Héroe de la Iglesia de Cristo

Pidiendo por su intercesión la gracia de ser fieles al carisma que el Señor nos ha regalado.

“Cada Instituto debe preocuparse de mantener su propia fisonomía, el carácter específico de su propia razón de ser, que ha ejercido un atractivo, que ha suscitado vocaciones, actitudes particulares, dando un testimonio público digno de aprecio. Es ingenuo y presuntuoso creer, a fin de cuentas, que cada instituto debe ser igual a todos los demás practicando un amor general a Dios y al prójimo. Quien así pensara, olvidaría un aspecto esencial del Cuerpo Místico: la heterogeneidad de su constitución, el pluralismo de modelos en los cuales se manifiesta la vitalidad del espíritu que lo anima, la trascendente perfección humana y divina de Cristo, su Cabeza, que sólo puede ser imitada según los innumerables recursos del alma animada por la gracia”[60].

Oh Cristo, Verbo Encarnado, que hiciste nacer a ésta tu Familia Religiosa del Verbo Encarnado bajo el insigne pontificado de San Juan Pablo Magno quien, con heroicidad más insigne aun, guió la barca de la Iglesia mar adentro[61] permaneciendo en todo tiempo fiel a las exigencias del Evangelio, te imploramos por su intercesión la protección y defensa férrea del mismo tesoro que Tú nos has dado: el magnífico carisma de nuestro Instituto “en el cual se contienen las riquezas que el Espíritu Santo le ha otorgado para el bien de la Iglesia”[62].

San Juan Pablo II, ayúdanos a ser coherentes, es decir, a vivir de acuerdo con el carisma y con los votos que profesamos, dispuestos a aceptar incomprensiones y persecuciones antes que permitir rupturas entre lo que se vive y lo que se cree[63] para así “demostrar con la profundidad de nuestras convicciones y con la coherencia de nuestro obrar que Jesucristo nos es contemporáneo”[64]. Movidos por la benevolencia y esperanzadores gestos de ayuda que tuviste con nosotros aquí en la tierra invocamos tu favor celestial a fin de que nos alcances la gracia de ser coherentes toda la vida, no sólo en la hora de la exaltación, sino también en la hora de la tribulación, porque sólo entonces podremos decir que somos fieles al carisma recibido.  

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final. 

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Día noveno

21 de octubre

 

Hombre Cabal y Santo

Pidiendo para todos los miembros de la Familia Religiosa la gracia de la “libertad de espíritu”[65]
que se identifica con la santidad
[66].

“Las personas consagradas serán misioneras ante todo profundizando continuamente en la conciencia de haber sido llamadas y escogidas por Dios, al cual deben pues orientar toda su vida y ofrecer todo lo que son y tienen, liberándose de los impedimentos que pudieran frenar la total respuesta de amor. De este modo podrán llegar a ser un signo verdadero de Cristo en el mundo. Su estilo de vida debe transparentar también el ideal que profesan, proponiéndose como signo vivo de Dios y como elocuente, aunque con frecuencia silenciosa, predicación del Evangelio”[67].

Dios Padre, que eres la única fuente del amor y la libertad, e hiciste de San Juan Pablo II un hombre valiente lleno de la parresia del Espíritu Santo[68] que nos “ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad”[69] concédenos en virtud de sus méritos la gracia de amar todo lo que Tú quieres que amemos sin ser esclavos de nuestros afectos a las creaturas, es decir, amar sin encadenarnos, poseer sin quedar presos, usar sin goces egoístas, conservar la completa independencia, y buscar en todo y por todo sólo tu gloria[70].  

San Juan Pablo II que con tu estilo de vida transparentabas la libertad de espíritu y la espontaneidad de quien ha hecho del amor la ley suprema y está completamente unido a Dios, concédenos la gracia de vivir la “libertad auténtica que se identifica con la santidad, con la Ley Nueva, con la fe cristiana, con la caridad, que es la libertad… de los hijos de Dios[71] y tiene como fundamento la verdad”[72]

Aquí se reza un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria…

Al terminar esta oración se rezan las Letanías en honor a San Juan Pablo II (p. 12) y la oración final.

LETANÍAS EN HONOR A SAN JUAN PABLO II

Señor, ten piedad                                                                                 Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad                                                                                Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad                                                                                 Señor, ten piedad

Cristo, óyenos                                                                                      Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos                                                                               Cristo, escúchanos

Dios Padre Celestial                                                                            Ten misericordia de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo                                                          Ten misericordia de nosotros
Dios Espíritu Santo                                                                             Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios                                                               Ten misericordia de nosotros

San Juan Pablo II                                                                                Ruega por nosotros

Sucesor de San Pedro                                                                          Ruega por nosotros

Primer Vicario de Cristo de estirpe polaca                                          Ruega por nosotros

Formado por la Virgen María                                                              Ruega por nosotros

Profetizado por la Virgen María                                                          Ruega por nosotros

Salvado milagrosamente por la Virgen María                                      Ruega por nosotros

Hijo de María                                                                                      Ruega por nosotros

Rosario viviente                                                                                  Ruega por nosotros

Regalo del Cielo                                                                                  Ruega por nosotros

Apóstol de los últimos tiempos                                                           Ruega por nosotros

Místico de alto vuelo                                                                           Ruega por nosotros

Hijo mejor de la nación polaca                                                                        Ruega por nosotros

Maestro y Doctor magno                                                                     Ruega por nosotros

Sacerdote y Padre magno                                                                    Ruega por nosotros

Héroe de los siete mares                                                                      Ruega por nosotros

Profeta de ciclópeas visiones                                                               Ruega por nosotros

Campana al vuelo                                                                                Ruega por nosotros

Campeón invicto de todos los récords                                                 Ruega por nosotros

Señor del amanecer y centinela del mañana                                        Ruega por nosotros

Pastor eximio                                                                                       Ruega por nosotros

Defensor de la fe                                                                                 Ruega por nosotros

Ovacionado por multitudes                                                                 Ruega por nosotros

Pan partido y sangre derramada                                                           Ruega por nosotros

Confesor de la fe                                                                                 Ruega por nosotros

Sacerdote, víctima y altar                                                                    Ruega por nosotros

Discípulo de Jesucristo                                                                                    Ruega por nosotros

Templo de Dios                                                                                   Ruega por nosotros

Enamorado del Viento                                                                                    Ruega por nosotros

Milagro viviente                                                                                  Ruega por nosotros

Sol sin ocaso                                                                                        Ruega por nosotros

Hombre de profunda oración                                                              Ruega por nosotros

Titán que torció el brazo de la historia                                                            Ruega por nosotros

Cantor de la Misericordia                                                                    Ruega por nosotros

Sembrador de eternidades                                                                   Ruega por nosotros

Gran misionero del siglo XX                                                               Ruega por nosotros

Jamás esquivo a la aventura misionera                                                            Ruega por nosotros

Primer misionero planetario                                                                Ruega por nosotros

Paladín de la justicia                                                                            Ruega por nosotros

Profundo conocedor del Concilio Vaticano II                                     Ruega por nosotros

Vencedor del comunismo                                                                    Ruega por nosotros

Alegría chispeante y fiesta para las almas                                            Ruega por nosotros

Líder del mundo                                                                                  Ruega por nosotros

Hombre de acontecimientos milenarios                                              Ruega por nosotros

Gladiador del Evangelio de Jesucristo                                                 Ruega por nosotros

Patriota ejemplar                                                                                 Ruega por nosotros

Perenne ¡Aleluya!                                                                                Ruega por nosotros

Poeta y cantor                                                                                     Ruega por nosotros

Metafísico y guerrero                                                                           Ruega por nosotros

Trabajador homérico                                                                           Ruega por nosotros

Magno en la oración, sufrimientos, palabras y obras                           Ruega por nosotros

Intrépido luchador                                                                               Ruega por nosotros

Panoplia de siete espadas                                                                    Ruega por nosotros

Servidor de los hombres                                                                      Ruega por nosotros

Varón de dolores                                                                                 Ruega por nosotros

Cirio encendido                                                                                   Ruega por nosotros

Hombre cabal                                                                                      Ruega por nosotros

Hombre de virtudes colosales                                                             Ruega por nosotros

Amigo de los mendigos                                                                       Ruega por nosotros

Piloto de tormentas                                                                             Ruega por nosotros

Tsunami de Vida, Verdad y Amor                                                       Ruega por nosotros

Apóstol de los jóvenes y las familias                                                   Ruega por nosotros

Suscitador de vocaciones                                                                    Ruega por nosotros

Padre Espiritual de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado                       Ruega por nosotros

 

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.                 R. Perdónanos, Señor.

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.                  R. Escúchanos, Señor.

V.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.                    R. Ten misericordia de nosotros.

Oración Final

San Juan Pablo Magno,

Padre Espiritual bajo cuyo pontificado

quiso la Divina Providencia que naciera nuestra Familia Religiosa,

Maestro insigne de la Verdad, en “cuyo magisterio abrevamos nuestra sed de fidelidad al Señor”[73];

Pastor bueno que guiaste al mundo para que abriese las puertas a Cristo,

Misionero infatigable que con tu ejemplo nos enseñaste a “no ser esquivos a la aventura misionera”[74],

Esclavo y apóstol de María de quien, en la escuela de San Luis María Grignion de Montfort, aprendimos a decir cada día: Totus tuus Maria[75];

Nosotros tus hijos del Verbo Encarnado

te invocamos como a nuestro intercesor celestial y a tu amparo paternal nos acogemos:

Vicario de Cristo,

que nos decías ¡No temáis! Cristo conoce lo que hay dentro del hombre[76],

protégenos y defiéndenos.

Gran evangelizador de la cultura,

que nos diste ejemplo trabajando incansablemente “para que estén imbuidos de la fuerza del Evangelio, los modos de pensar, los criterios de juicio, las normas de acción”[77],

fortalece y haz fructificar nuestros esfuerzos misioneros;

Amigo de los jóvenes,

a quienes buscaste movido a impulsos de celo,

haz de nosotros testigos generosos del Verbo Encarnado capaces de promover las vocaciones dando un testimonio fiel y alegre de vida consagrada, realizando con generosidad, discernimiento y seriedad los apostolados propios, y trabajando en comunión fraterna[78];

Papa de las Familias[79],

acompaña y sostiene a esta tu familia, la Familia del Verbo Encarnado a fin de que permanezcamos hoy y siempre unidos a la Roca, que es Cristo[80].

Héroe de la Iglesia de Cristo, que con la valentía que exige la fidelidad a Cristo supiste guiar al Pueblo de Dios no hacia los paraísos artificiales que prescindiendo de Dios y de su santa ley[81] se volvieron contra el hombre, sino hacia el Reino de Cristo que se conquista por la cruz,

te pedimos la gracia de que también nosotros seamos valientes y fervorosos en el anuncio de Cristo sin pactar, sin transigir, sin capitular, sin negociar, sin conceder, ni hacer componendas con el espíritu del mundo[82].

Hombre cabal y santo,

alcánzanos por tu intercesión la gracia de la perseverancia en la fidelidad a Cristo y al Evangelio, que es siempre fidelidad a la Iglesia y a su misión en el mundo, fidelidad a la vida religiosa y al carisma propio del Instituto, fidelidad al hombre y a nuestro tiempo[83].

Todo esto se lo pedimos a Dios Uno y Trino por tu santa intercesión.

Amén.

[1] Cf. Constituciones, 235.

[2] Cf. Directorio de Vida Consagrada, 270; op. cit. Vita Consecrata, 105.

[3] San Juan Pablo II, Discurso a los sacerdotes, religiosos y religiosas en Maynooth, Irlanda (01/10/1979).

[4] Cf. San Juan Pablo II, Consagración de la Iglesia y el mundo al Inmaculado Corazón de María (25/03/1984).

[5] Cf. San Juan Pablo II al Cardenal Sodano: “más allá de lo que digan otros, yo quiero que este Instituto vaya adelante” (1999-2000).

[6] Redemptoris Missio, 46.

[7] Constituciones, 166.

[8] Cf. San Juan Pablo II, Al Capítulo General de los Agustinos (25/08/1983).

[9] Fórmula de renovación de votos mensual; op. cit. Guillermo de Teodorico, Sobre la contemplación de Dios, 10: SC 61,93.

[10] Directorio de Misiones Ad Gentes, 139.

[11] Constituciones, 216.

[12] Cf. Directorio de Obras de Misericordia, 249; op. cit. P. Carlos Buela, IVE, Sacerdotes para siempre, Parte I, cap. 6. 7.

[13] Homilía en la víspera de la Jornada Mundial de las Misiones (20/10/1979).

[14] Jn 18, 37.

[15] Directorio de Espiritualidad, 112.

[16] Constituciones, 231; op. cit. San Luis María Gringion de Montfort, Suplica ardiente para pedir misioneros (Oración abrasada), 22.

[17] Cf. Directorio de Misiones Ad Gentes, 139.

[18] Optatam Totius, 4. Citado en Directorio de Seminarios Mayores, 9.

[19] Cf. San Juan Pablo II, Homilía del Domingo del Buen Pastor (25/04/1999).

[20] Fórmula de renovación de votos mensual; op. cit. San Atanasio de Alejandría, Contra los paganos, Sermón 40: PG 75,79.

[21] Card. J. Ratzinger, Homilía en la misa de exequias de Juan Pablo II (08/04/2005).

[22] Directorio de Seminarios Mayores, 9; op. cit. Cf. Pastores Dabo Vobis, 61.

[23] Flp 2, 5.

[24] Directorio de Seminarios Mayores, 103.

[25] Constituciones, 205.

[26] Cf. Directorio de Seminarios Mayores, 395.

[27] Directorio de Seminarios Mayores, 46; op. cit. Vita Consecrata, 66.

[28] Cf. Directorio de Seminarios Mayores, 456-461.

[29] Cf. Constituciones, 30; Directorio de Espiritualidad, 86.

[30] Redemptoris Missio, 86; citado en Directorio de Misiones Ad Gentes, 176.

[31] Cf. San Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2000.

[32] Ibidem.

[33] Directorio de Espiritualidad, 41.

[34] Directorio de Espiritualidad, 86.

[35] Directorio de Misiones Ad Gentes, 144.

[36] Redemptoris Missio, 66; citado en Directorio de Misiones Ad Gentes, 147.

[37] Constituciones, 17.

[38] Hch 1, 14.

[39] Redemptoris Mater, 22.

[40] Redemptoris Missio, 92.

[41] Rosarium Virginis Mariae, 43.

[42] Cf. Directorio de Misiones Ad Gentes, 171; op. cit. Lumen Gentium, 65.

[43] Cf. Constituciones, 259.

[44] Directorio de Espiritualidad, 225; op. cit. 1 Co 15, 25.

[45] San Juan Pablo II, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para la Cultura (15/01/1985).

[46] Cf. Directorio de Evangelización de la Cultura, 74; op. cit. Catechesi Tradendae, 53.

[47] Directorio de Evangelización de la Cultura, 66; op. cit. San Juan Pablo II, Carta autógrafa por la que se instituye el Consejo Pontificio de la Cultura (20/05/1982): AAS 74 (1982) 685.

[48] Constituciones, 268.

[49] San Juan Pablo II, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para la Cultura (19/11/1999).

[50] Directorio de Espiritualidad, 118; op. cit. San Juan Pablo II, Encuentro semanal con los peregrinos (16/03/1983); OR (27/03/1983), 2.

[51] San Juan Pablo II, Mensaje para la XXIII Jornada Mundial de Oración por las vocaciones (06/01/1986).

[52] Directorio de Espiritualidad, 290; op. cit. San Juan Pablo II, Mensaje a la XX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (24/04/1983), 3; OR (17/04/1983), 20.

[53] San Juan Pablo II, Mensaje para la XXX Jornada Mundial de Oración por las vocaciones (08/09/1992).

[54] Directorio de Espiritualidad, 290; op. cit. Cf. 2 Co 5, 14.

[55] Ibidem.

[56] Cf. Directorio de Tercera Orden, 376; op. cit. San Juan Pablo II, Homilía para la Misa de inauguración del Congreso Internacional por las Vocaciones; OR, 20 (1981), 303.

[57] San Juan Pablo II, A la Asamblea de la Unión de las Conferencias Europeas de Superiores Mayores en Roma (17/11/1983).

[58] Directorio de Tercera Orden, 292.

[59] Cf. Directorio de Espiritualidad, 27.

[60] San Juan Pablo II, A la unión internacional de superioras generales en Roma (14/05/1987); op. cit. Perfectae Caritatis, 2b.

[61] Cf. Lc 5, 4. 

[62] Directorio de Vida Consagrada, 327.

[63] Cf. San Juan Pablo II, Homilía en la Catedral de la Ciudad de México (26/01/1979).

[64] Cf. Directorio de Espiritualidad, 115; op. cit. San Juan Pablo II, Discurso del Papa a los jóvenes de Brescia; OR (03/10/1982), 14.

[65] Constituciones, 65.

[66] Directorio de Espiritualidad, 195.

[67] Vita Consecrata, 25.

[68] Cf. Francisco, Homilía de canonización (27/04/2014).

[69] Benedicto XVI, Homilía de beatificación (01/05/2011).

[70] Cf. Constituciones, 68.

[71] Ro 8, 21.

[72] Cf. Directorio de Espiritualidad, 195.

[73] Directorio de Vocaciones, 78.

[74] Directorio de Espiritualidad, 216.

[75] Constituciones, 19.

[76] Homilía de inauguración del pontificado de San Juan Pablo II (22/10/1978).

[77] San Juan Pablo II, Constitución Apostólica Sapientia Christiana, sobre las Universidades y Facultades Eclesiásticas (15/04/1979), 1; OR (03/06/1979), 7. Citado en Constituciones, 26.

[78] Directorio de Vida Consagrada, 308.

[79] Francisco, Homilía de canonización de los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II (27/04/2014).

[80] Constituciones, 7; op. cit. Cf. 1 Co 10, 4.

[81] Cf. San Juan Pablo II, Homilía durante la misa celebrada en la explanada Xico del Valle de Chalco (07/05/1990).

[82] Cf. Directorio de Espiritualidad, 118.

[83] Cf. Orientaciones sobre la Formación en los Institutos Religiosos, 18; citado en Directorio de Vida Consagrada, 362.

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