Santo Patrono del IVE
Textos propios para la Misa de
San Eliseo, profeta
14 de junio
Ritos Iniciales
Canto de entrada
1. Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se entona
el canto de entrada.
Antífona de entrada
Dijo Eliseo a Elías
El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo. (T.P. Aleluya). 2 Re 2, 9b.15
Oración colecta
9. Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Entonces el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
Oh Dios misericordioso,
que hiciste descender sobre el profeta Eliseo
el espíritu de Elías,
concédenos, por el don de tu Espíritu,
la fuerza que nos lleve a la santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
Al final de la cual, el pueblo aclama:
Amén.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Lectura del segundo Libro de los Reyes 2 Re 5, 7a.8-15a.17b
Dijo Eliseo: que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo: «¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran: «¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle: «Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio». Naamán se puso furioso y se marchó diciendo: «Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio». Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle: «Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás limpio”!».
Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio. Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando: «Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel. Recibe, pues, un presente de tu siervo». Pero Eliseo respondió: «Vive el Señor ante quien sirvo, que no he de aceptar nada». Y le insistió en que aceptase, pero él rehusó. Naamán dijo entonces: «Que al menos le den a tu siervo tierra del país, la carga de un par de mulos, porque tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor.
Palabra de Dios.
O bien:
Lectura del segundo Libro de los Reyes 2 Re 2, 11-15b
El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo
Mientras ellos iban conversando por el camino, de pronto, un carro de fuego con caballos de fuego los separó a uno del otro. Subió Elías al cielo en la tempestad. Eliseo lo veía y clamaba: «¡Padre mío, padre mío! ¡Carros y caballería de Israel!». Al dejar de verlo, agarró sus vestidos y los desgarró en dos. Recogió el manto que había caído de los hombros de Elías, volvió al Jordán y se detuvo a la orilla. Tomó el manto que había caído de los hombros de Elías y golpeó con él las aguas, pero no se separaron. Dijo entonces: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?». Golpeó otra vez las aguas, que se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo sobre terreno seco. Cuando la comunidad de los profetas lo vio venir hacia ellos, dijeron: «El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo». Y fueron a su encuentro y se postraron en tierra ante él.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal (104) 103, 1.24.27-30 (R/. 30)
R/.Envía tu espíritu, Señor, y renueva la faz de la Tierra.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.
Escondes tu rostro, y se espantan;
les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.
Aleluya 2 Re 2, 22
Aleluya, aleluya, aleluya.
Quedó saneada el agua hasta el día de hoy,
conforme a la palabra que había pronunciado Eliseo.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
*Lectura del santo Evangelio según san Lucas Lc 4, 24-27
Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo
Jesús fue a Nazaret y dijo al pueblo reunido en la sinagoga: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Palabra del Señor.
Plegaria Eucarística
31. Entonces, el sacerdote empieza la plegaria eucarística .
Extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
El pueblo:
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
El pueblo:
Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
Prefacio I de los Santos
La gloria de los santos
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque eres glorificado
en la asamblea de los santos,
y, al coronar sus méritos,
coronas tus propios dones.
Tú nos ofreces el ejemplo de su vida,
la ayuda de su intercesión
y la participación en su destino;
para que, animados por tan abundantes testigos,
cubramos sin desfallecer la carrera que nos corresponde
y alcancemos, con ellos,
la corona de gloria que no se marchita,
por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles
y con la variada asamblea de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio,
cantando o diciendo con voz alta:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Rito de la Comunión
Antífona de communion
Entonces el cadáver entró en contacto con los huesos de Eliseo,
cobró vida y se puso en pie. (T. P. Aleluya). 2 Re 13, 21
Oración después de la comunión
160. Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las
manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este
silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Que el sacramento que hemos recibido
nos purifique y santifique, oh Señor,
y por intercesión de su tanto profeta Eliseo
nos contemos entre los hombres
que son signo de la obra creadora del Espíritu.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Al final de la cual, el pueblo aclama:
Amén.
Rito de Conclusión
161. Siguen, si es necesario, breves avisos para el pueblo.
162. Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extiendiendo
las manos, dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
El pueblo responde:
Amén.
163. En algunos días u ocasiones, a esta fórmula de bendición precede, según las rúbricas,
otra fórmula de bendición más solemne o una oración sobre el pueblo.