Textos propios para la Misa en la Solemnidad de Nuestra Señora del Cisne

Contenido

Textos propios para la celebración de la Misa en

la Solemnidad de Nuestra Señora del Cisne

 

Antífona de entrada

Salve, Madre santa, Virgen Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.

Oración colecta 

Oh Dios, que quisiste que tu madre la gloriosísima Virgen María,
fuera venerada en la hermosa imagen, de nuestra señora de El Cisne, concédenos, bondadoso que sepamos imitar siempre en este mundo
el testimonio cristiano de aquella cuyas alabanzas
merezcamos cantar en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas de tu pueblo junto con la oblación de este sacrificio, para que, con la intercesión de Santa María, la Madre de tu Hijo, ningún buen propósito quede sin realizarse, y ninguna de nuestras súplicas sea vana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Antífona de comunión

Dichoso el vientre de la Virgen María, que llevó al Hijo del eterno Padre.

Oración después de la comunión

Al recibir los sacramentos celestiales,
con el gozo de haber celebrado esta conmemoración de la Santísima Virgen María, imploramos, Señor, tu misericordia:
haz que, a imitación de la Virgen, podamos dedicarnos dignamente al servicio del ministerio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Liturgia de la Palabra 

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías                                  9,                                                                                           1-6
El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierras de sombra, una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tu quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: «Consejero Admirable», «Dios Poderoso»,
«Padre Sempiterno», «Príncipe de la paz»; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.

Palabra de Dios. 

Salmo Responsorial

R. Bendito sea el Señor ahora y para siempre

Bendito sea el Señor,
alábenlo sus siervos.
Bendito sea el Señor,
desde ahora y para siempre. R.

Desde que sale el sol hasta su ocaso
Alabado sea el nombre del Señor.
Dios esta sobre todas las naciones;
su gloria, por encima de los cielos. R. 

¿Quién hay como el Señor?
¿Quién iguala al Dios nuestro,
Que tiene en las alturas su morada,
y sin embargo de esto,
bajar se digna su mirada
para ver tierra y cielo? R. 

El levanta del polvo al desvalido
y saca al indigente del estiércol,
para hacerlo sentar entre los grandes,
los jefes de su pueblo. R. 

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos    8, 28-30

Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por El, según su designio salvador.

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en si mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que El sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama los justifica, ya quienes justifica, los glorifica.

Palabra de Dios.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.

Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor esta contigo, bendita tu entre todas las mujeres.

R. Aleluya 

Evangelio

X Lectura del Evangelio según San Juan                 2,1-11

En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Este y sus discípulos fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contesto: “Mujer, ¿que podemos hacer tu y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que Él les diga”.

Había allí seis tinajas de piedras, de unos cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: “Llenen de agua esas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo”. Asi lo hicieron, y en cuanto el mayordomo probo el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque solo los sirvientes la sabían, llamo al novio y le dijo. “Todo mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”.

Esto hizo Jesús en Caná de Galilea, fue la primera de sus señales milagrosas. Asi manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.

Palabra del Señor.

Otras
publicaciones

Otras
publicaciones