Formación intelectual de los religiosos hermanos

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Las Constituciones hablando de la formación de los miembros dedica dos párrafos a la formación de los religiosos hermanos. Son los puntos 260 y 261. En el primero de ellos declara que “los mismos se dedicarán al servicio de las casas y a prestar servicios espirituales que no exijan la gracia sacramental del Orden Sagrado”1. Y en el siguiente punto describe con detalle la formación intelectual de los religiosos hermanos en el Instituto. Por ejemplo, dice que “cursarán algunos tratados de Filosofía y Teología… [y que] continuarán su formación hasta la profesión perpetua, en las casas donde sean destinados y bajo la autoridad directa del Superior local, [para luego continuar con] su formación permanente”2. Y sobre este punto quisiera detenerme. Porque a veces, incluso dentro de nuestras filas, se piensa que los hermanos no estudian o que no tienen capacidad intelectual y por eso son hermanos, e incluso algunos hermanos mismos piensan que porque son hermanos están exceptuados de la formación permanente o de una formación intelectual más exigente.

Vocación de hermano religioso

Primeramente hay que decir que la vocación a ser hermano religioso en el Instituto del Verbo Encarnado es algo bien definido. Y como toda vocación requiere idoneidad la cual “debe ser triple: física (y psíquica), intelectual y moral (que implica tener recta intención)34 según consta en el derecho propio. Por tanto, que uno sea admitido en el Instituto como hermano religioso de ninguna manera quiere decir que no tenga la capacidad intelectual necesaria para llevar adelante su vocación la cual incluye −como bien describen las Constituciones− esos aspectos de estudio que hemos mencionado ya que los hermanos no se rigen por Constituciones distintas5. Y, por tanto, también se aplican a ellos todos los elementos no negociables adjuntos al carisma inclusive el que se refiere al estudio preferente de la filosofía de Santo Tomás el cual le permitirá una manera más efectiva de morder la realidad según su vocación de hermano.

Entonces es importante, como decían los Padres Capitulares en el último Capítulo General, que todos los miembros del Instituto tomen conciencia del don que significan los hermanos religiosos para el Instituto, y de la especificidad de esta vocación, como así también es importante que los mismos hermanos sean conscientes de los aportes que están llamados a dar a la misión del Instituto en la Iglesia6. Eso por un lado.

Dignidad de los hermanos religiosos

En segundo lugar, hay que decir que la vocación de hermanos en nuestra Familia Religiosa “representa una participación diferenciada en la misión del instituto, con servicios que se prestan en colaboración con aquellos que ejercen el ministerio sacerdotal, sea dentro de la comunidad o en las obras apostólicas”7. Ahora bien, esto no quiere decir que sean miembros de “segunda categoría”. Muy por el contrario. El Directorio de Religiosos Hermanos lo dice muy claramente: “Los hermanos no constituyen un segundo orden sino que son verdaderos religiosos obligados a la misma perfección, y a ejercer idéntico apostolado que forma la esencia de nuestro Instituto. Por tanto, la única consagración religiosa y la idéntica misión apostólica fundamentan la igualdad entre el hermano y el sacerdote”8. De aquí que, la dignidad entre los hermanos y los sacerdotes es igual, aunque las tareas sean diferentes9. Cada uno aporta su servicio dependiendo de su vocación ya sea sacerdotal o de hermano, y se debe extremar el respeto por la voz de Dios que llama a una y otra cosa a quien quiere.

Es más, tanto las Constituciones como el resto del derecho propio confiesan a los hermanos religiosos de nuestro Instituto como piezas claves para su misión10. De hecho, “en muchos ámbitos [el hermano religioso] desempeña un papel insustituible: [Ya que] ‘Hay cosas que ni los sacerdotes ni los clérigos pueden hacer y lo hacen los hermanos’, como decía Don Bosco1112.

Formación intelectual de los religiosos hermanos

Y esto mismo nos lleva a desarrollar el tercer punto que es la formación intelectual de los religiosos hermanos. Porque un hermano no puede ser pieza clave en la misión del Instituto si no esta preparado para la noble tarea de la evangelización de la cultura. Ser hermano religioso en el Instituto del Verbo Encarnado “exige una formación apropiada e integral: humana, espiritual, teológica, pastoral y profesional”13. Y en otra parte agrega el Directorio citando a las Constituciones que la mejor guía para la formación de los hermanos es la que se sigue para la formación de todos los religiosos en el Instituto y que abarca la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral14.

En este sentido el derecho propio establece que “los hermanos religiosos necesitan formar su inteligencia. [Puesto que] Es necesaria una ‘certeza de la verdad’, dada sólo por una sana filosofía, fundada en la realidad objetiva de las cosas, ya que ‘la inteligencia… puede llegar a lo que es1516.

Así entonces, “los hermanos, en la medida que puedan, deben acceder también a una formación filosófica y teológica que les permita afrontar los retos que ‘provienen de los valores que dominan la cultura globalizada de nuestros días’17. Y por eso se establece que deberán hacer el Estudiantado, en el cual cursarán algunos tratados de Filosofía y Teología”18.

Por otra parte, deben estudiar también el Catecismo de la Iglesia Católica porque eso les da una visión completa y unitaria de las verdades reveladas por Dios en Jesucristo y de la experiencia de fe de la Iglesia; de ahí la doble exigencia de conocer todas las verdades cristianas y conocerlas de manera orgánica’1920.

Todo eso forma parte de la formación inicial que luego tienen que continuar a lo largo de toda su vida religiosa con la formación permanente, la cual, como sabemos, no termina nunca21.

¿Cómo se lleva a cabo esta formación permanente? A través de “conferencias, retiros, cursos, exámenes, etc. pero también a través de los Ejercicios Espirituales de mes, con el peregrinar a Tierra Santa y a los grandes santuarios de la cristiandad, etc.22. “Pero, sobre todo”, señala el derecho propio, el religioso hermano “deberá aprender a dejarse formar por la vida de cada día, por su propia comunidad y por sus hermanos y hermanas, por las cosas de siempre, ordinarias y extraordinarias, por la oración y por el cansancio apostólico, en la alegría y en el sufrimiento, hasta el momento de la muerte”23. De este modo, la formación inicial se engarza con la formación permanente, haciéndose cada uno disponible para dejarse formar todos de los días de su vida”24.

Por eso quisiera terminar con la siguiente exhortación del documento Vita Consecrata que el derecho propio hace suya. Dice así: “Ninguno puede estar exento de aplicarse al propio crecimiento humano y religioso; como nadie puede tampoco presumir de sí mismo y llevar su vida con autosuficiencia. Ninguna fase de la vida puede ser considerada tan segura y fervorosa como para excluir toda oportunidad de ser asistida y poder de este modo tener mayores garantías de perseverancia en la fidelidad, ni existe edad alguna en la que se pueda dar por concluida la completa madurez de la persona”25.

Que la Virgen Santísima, Modelo de todo consagrado, nos alcance la gracia de aprovechar mucho todos los medios y las ocasiones de formación que tenemos a diario a fin “de hacer visibles las maravillas que Dios realiza en la frágil humanidad de las personas llamadas”26.

Aprovecho al mismo tiempo para agradecer a todos los hermanos religiosos del Instituto −apostólicos y contemplativos− por la invalorable ayuda que representan en tantas de nuestras misiones, especialmente aquellas en los lugares más difíciles y más alejados.

1 Constituciones, 260.

2 Constituciones, 261.

3 La señal más característica, indispensable, de la vocación sacerdotal es “indudablemente la recta intención, es decir, la voluntad clara y decidida de consagrarse por entero al servicio del Señor” (Summi Dei Verbum, 23).

4 Directorio de Vocaciones, 8.

5 Cf. Directorio de Religiosos Hermanos, 17.

6 Cf. Notas del VII Capitulo General 2016, 46.

7 Directorio de Religiosos Hermanos, 18.

8 23.

9 Directorio de Religiosos Hermanos, 24.

10 Constituciones, 194.

11 Juan Bautista Lemoyne, Memorias biográficas, XVI, 312.

12 Cf. Directorio de Religiosos Hermanos, 28.

13 Directorio de Religiosos Hermanos, 15.

14 Cf. Directorio de Religiosos Hermanos, 105; op. cit. Cf. Constituciones, 195-231.

15 Constituciones, 220.

16 Directorio de Religiosos Hermanos, 109.

17 Caminar desde Cristo, 18.

18 Cf. Constituciones, 261.

19 Ibidem, 225.

20 Cf. Directorio de Religiosos Hermanos, 110.

21 Directorio de Religiosos Hermanos, 111.

22 Constituciones, 264.

23 Directorio de Religiosos Hermanos, 113; op. cit. Caminar desde Cristo, 15.

24 Cf. Directorio de Religiosos Hermanos, 114.

25 Directorio de Religiosos Hermanos, 115; op. cit. Vita Consecrata, 69.

26 Directorio de Religiosos Hermanos, 11.

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